Texto original de Diario el Comercio. Por Paola Gavilanes.
En Tumbaco, pero lejos del ruido que generan los buses, los automóviles y decenas de comerciantes, está la casa de campo de los padres del arquitecto Daniel Idrovo Vintimilla, oriundo de Cuenca. Se trata de una vivienda que se destaca por su arquitectura dinámica y contemporánea, con ciertos detalles y materiales que evocan al campo. Ese dinamismo se observa en la cubierta. La casa se quiebra en la planta baja, de tal manera que abarca todo el paisaje. El quiebre forma una superficie de doble curvatura que se construyó en segmentos.
La casa fue implantada sobre un terreno de 3200 metros cuadrados. Está sobre la parte más alta, rodeada de césped natural y de pájaros que reposan en las copas de los árboles. La construcción terminó en febrero del 2018, después ajustar el diseño y de realizar un diagrama de flujo de las personas que ocuparían la vivienda. La construcción tomó alrededor de ocho meses. Al inicio, los padres de Idrovo querían una casa de campo con un solo dormitorio y una cocina pequeña. Después, surgió la idea de una vivienda con dos habitaciones para recibir visitas. Luego, pensaron en tres dormitorios para elevar la plusvalía. “Pensamos que si era de dos dormitorios no valdría nada la casa, solo el terreno” cuenta Idrovo exhibiendo una sonrisa. Ahora, esa vivienda, de 240 metros cuadrados de construcción aproximadamente, tiene tres dormitorios, sala, cocina, comedor, estudio. El área social es proporcional a la cantidad de personas que la habitan. En el exterior construyó una piscina de 12 metros de largo, una suite y hasta un huerto del que se alimenta la familia durante las vacaciones. Se trata del pasatiempo del dueño de casa.La piscina, descubierta, tiene 12 metros de largo. También hay sauna.
Idrovo dice que es una construcción lograda con un bajo presupuesto: tiene una estructura de metal “bastante” simple, calculada por un especialista; ladrillo, bloque y gypsum que cubre el cielo raso. La construcción es de dos pisos y tiene una forma alargada.De lejos, parece mucho más grande de lo que realmente es, y eso, precisamente, buscó el arquitecto Idrovo, quien después de graduarse de la Universidad de Cuenca -se especializó en Diseño Arquitectónico- viajó a Alemania para complementar sus estudios. Allí acumuló conocimientos que ahora le permiten crear obras únicas, con un toque personal, caracterizado por darle un nuevo uso a materiales tradicionales como el concreto, madera y ladrillo.
El ladrillo y la madera están presentes en la cocina. Su color contrasta con el del mobiliario.
“Esta es una casa de campo moderna, que se aleja de los estereotipos” y que muestra lo que aprendió en Alemania. “En Ecuador hace falta una renovación de la arquitectura. No nos atrevemos. Pensamos que solo es posible en países desarrollados”. En esa casa se conjugan materiales como el concreto, metal y madera. El uso de este último fue un pedido de su padre. Idrovo lo complació con madera de eucalipto, cuyo tono aporta calidez a los dormitorios, por ejemplo. “Se trata de una madera bastante económica, que además tiene buena apariencia”. Esa madera clara contrasta con el porcelanato maderado oscuro que cubre el piso de la planta baja, donde ventanales corredizos permiten un contacto permanente con la naturaleza. En la parte trasera hay árboles de eucalipto. Frente a la casa hay árboles de la zona que fueron sembrados con el objetivo de lograr una fortaleza vegetal que sea capaz de frenar los fuertes vientos.
Las persianas de madera reducen los efectos del sol y viento y permiten una buena ventilación.
En la planta baja, en la cocina, se destaca una pared de ladrillo. El color terracota conjuga a la perfección con el mobiliario, de color rojo y blanco. El tono blanco, precisamente, es el favorito del arquitecto por su capacidad para iluminar espacios y por otorgar una sensación de amplitud. Está presente en las paredes internas y fachada de la casa. El arquitecto, exdocente de la Universidad de las Américas, utiliza el blanco y estructuras metálicas de color negro en la mayoría de obras. Le agrada el contraste que se logra con ambos tonos. En la fachada de la casa de campo también hay unas persianas de madera móviles, diseñadas para frenar el viento y reducir los efectos del sol. “Se trata de una zona muy caliente, donde el sol pega con fuerza”. Cada persiana posee aperturas que permiten una buena ventilación en el interior de la vivienda. Afuera, hay espacio para colgar hamacas y un horno de leña. Esos detalles, precisamente, son los que evocan al campo y que Idrovo integró en una construcción moderna, que siempre pide más.
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